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Criptomonedas

Un falso incendio en un bajo destapa una granja de bitcoins en Bellreguard

La pésima ventilación de la estancia donde trabajaban 15 procesadores recalentó el local

Un falso incendio en un bajo destapa una granja de bitcoins en Bellreguard

Una granja doméstica de criptomonedas en los bajos de una finca de la playa de Bellreguard se recalentó hasta tal punto el pasado fin de semana por la deficiente ventilación del recinto, que los vecinos acabaron llamando al 112, lo que puso al descubierto la instalación. La Guardia Civil investiga ahora si el responsable de la mina de bitcoins, actividad que no es ilegal y que formaba parte de una pool -un conglomerado de granjas que reciben compensación económica en función de la potencia de procesamiento de datos que generan-, ha podido cometer defraudación de fluido eléctrico, algo típico en estas instalaciones y que se realiza para paliar el coste de su elevado consumo eléctrico.

Fueron los vecinos quienes dieron la alerta. Llevaban días percibiendo un calor anormal que emanaba de uno de los bajos comerciales de la finca. Incluso la vecina del primer piso, el ubicado inmediatamente encima del bajo, se quejaba de que si caminaba descalza por su casa, le quemaban los pies.

Finalmente, los vecinos alertaron al 112, que envió a la Policía Local y a la Guardia Civil. Al entrar en el bajo, se toparon con una habitación con 15 procesadores trabajando a toda máquina, por lo que se dieron cuenta enseguida de que se trataba de una granja doméstica donde se minaban transacciones económicas virtuales -cada vez que se usa una criptomoneda en algún lugar del mundo se debe validar con una compleja ecuación matemática que precisa de una enorme potencia de procesado de datos-.

Una vez localizado el responsable del bajo, que al parecer lo tenía en alquiler, este explicó que había montado la instalación a petición de una persona que reside en Barcelona, por lo que parece que se trata de un minado doméstico que formaba parte de una pool o piscina, esto es, un entramado de ordenadores caseros que minan en conjunto para competir con granjas profesionales. En este caso, el incendio fue provocado por la pésima ventilación del bajo, que se limitaba a un tubo metálico flexible conectado a un único ventilador.

Un negocio muy poco rentable

Aunque en los albores de la criptomoneda, las granjas con ordenadores domésticos hicieron ganar dinero a aquellos primeros mineros, la aparición de auténticas fábricas de cálculo al servicio de las transacciones de moneda virtual, en China (sobre todo) y en Singapur, pero también en zonas frías del planeta, como Islandia o Siberia para abaratar el brutal coste eléctrico que supone refrigerar el entramado informático, han hecho que las instalaciones caseras sean un agujero de dinero, dado el balance entre los ingentes gastos -tarjetas gráficas hiperpotentes, procesadores de última generación y un consumo eléctrico inasumible- y los pingües ingresos -el precio de las criptomonedas, ya sea el bitcoin o sus versiones 2.0, se ha desplomado en los últimos años y, por tanto, la comisión que se percibe por colaborar en la generación de cada bloque o validación de un pago o de un cobro con criptomonedas es ridícula-. Por ejemplo, un equipo de alto rendimiento permitiría llegar a ganar como mucho un euro al día, pero al cabo de al menos un año y medio.

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