La salvación más improbable aún es posible

“Metafóricamente podríamos decir que tenemos más vidas que un gato. Aun así, seguimos siendo los primeros candidatos a descender”, reflexiona Braulio Correal tras el triunfo ante el Manzanares

Rafa Usín y Hugo Alonso se funden en un abrazo.

Rafa Usín y Hugo Alonso se funden en un abrazo. / C. Cortés

David Chordà

La salvación más improbable aún es posible. Aún falta mucho por hacer para lograr el gran objetivo de la temporada que se celebrará como si se alzara un título: la permanencia del Family Cash Alzira FS en Primera División.

El proyecto del Alzira FS se precipitaba el 10 de junio del año pasado cuando el club se encontraban con un ascenso a la máxima categoría después de que el sentir colectivo era que difícilmente se superaría primero a O Parrulo y después a otro ex Primera, Burela. La liga regular había acabado en la máxima categoría tres semanas antes y seis equipos, los que no jugaban play-off ya empezaban a preparar la siguiente campaña. Una semana después, cuando la eliminatoria de los ribereños se iba al tercer partido de la primera ronda, caían cuatro más en cuartos de final e iniciaban su particular reconstrucción.

Gran salto

Con el histórico gol de Sena a pase de Joan cuando quedaban 0’2 segundos el objetivo de la planificación saltaba por los aires. Ya se había fichado a Panés, que celebró el ascenso en el propio Palau; se contaba con el cuarto máximo goleador de Segunda (Joaki) y su compañero en el África Ceutí Hugo Alonso, un cierre que logró 14 tantos. Llegaban dos jugadores con experiencia en Primera e internacionales, Fede y Usín procedentes del descendido Levante. En definitiva, un equipo sin apenas experiencia en la máxima categoría y que con el paso de las jornadas comprobó que era el salto de categoría más grande de los realizados en los últimos años.

Eric Panés abrió el marcador el sábado.

Eric Panés abrió el marcador el sábado. / C. Cortés

El equipo no encontraba el camino de la victoria hasta que en la jornada 14, contra un equipo que tenía la ocasión histórica de ponerse líder de Primera en su casa, el Quesos el Hidalgo Manzanares, lo consiguió. El 1-4 del Betis bajaba a los ribereños de la nube a la que volvieron a subir con el triunfo antes de Navidad contra el Movistar Inter. Fue el punto de inflexión hacia una racha de cuatro partidos con tres victorias y un empate con el que aún no se salía del farolillo rojo pero la permanencia quedaba ya a tres puntos. Aunque se perdió contra dos grandes (Barça y Valdepeñas), se ganó a continuación a Noia y se empató en Peñíscola con lo que se salía por primera vez del descenso la semana previa a Fallas y por fin se veía que se podía ganar a equipos de su liga.

Baño de realidad

El baño de realidad llegó con el Tourmalet contra ElPozo, Jaén y Palma sin dar demasiada buena imagen. La gran decepción se produjo en el partido clave de la temporada. Se realizó uno de los peores encuentros del año ante un rival directo, el Ribera Navarra y los otros contrincantes se fueron a cuatro puntos con nueve en disputa. Otro duro golpe fue perder un punto a diecisiete segundos de acabar el partido en Santa Coloma contra Industrias. Pero lo que el fútbol sala te quita, a veces el fútbol sala te lo da. A solo 23 segundos para el final el Quesos El Hidalgo Manzanares empataba un partido que el Family ganaba 3-1 a falta de 36” y el descenso era un hecho. La locura invadió el Palau cuando Álex Naranjo marcó el 4-3 que daba el último soplo de vida.

Emociones a flor de piel tras el final del partido.

Emociones a flor de piel tras el final del partido. / C. Cortés

Metafóricamente podríamos decir que tenemos más vidas que un gato. Aun así, seguimos siendo los primeros candidatos a descender”, comentó el técnico Braulio Correal tras el encuentro. “Creo que el equipo, el club y la afición merecían una victoria como la del sábado y además, épica”, prosiguió. “Nos merecíamos despedirnos del Palau con un buen sabor de boca pase lo que pase el sábado en Sevilla”, concluyó. Con el canto típico de la clasificación futbolera para la final de la Copa del Rey, “Illa, illa, illa, nos vamos a Sevilla” la enloquecida afición animó a su equipo a derramar la última gota de sangre deportiva.

Las posibilidades de jugar por quinta vez en su historia en la máxima categoría a las puertas del cuadragésimo aniversario del club pasan por una empresa difícil: ganar al Real Betis en su cancha. Se perdió cuando los verdiblancos jugaban en Segunda División y este año tanto en Copa del Rey como un mes después de ser goleado en el Palau por 1-4. Lo positivo es que solo han sumado cuatro puntos de los últimos 33.

La otra premisa es que el Palma, tras la resaca de las celebraciones del segundo título consecutivo de Champions League lograda el domingo, gane en cancha del Ribera Navarra. Los mallorquines necesitan ganar para optar a la cuarta plaza de Inter que les dé factor cancha en el play-off. 

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