Los caminos de la pasa y los riuraus, el viaje esencial

El escritor y geógrafo José Manuel Almerich da coherencia a la ruta en bicicleta que descubre la arquitectura rural más singular de la Marina Alta

Toni Signes, José Manuel Almerich y Luis Silvestre, con el fondo del riurau de la familia Cirera

Toni Signes, José Manuel Almerich y Luis Silvestre, con el fondo del riurau de la familia Cirera / A. P. F.

Alfons Padilla

Alfons Padilla

«Germania del secà, terra essencial, solar!» Es de Estellés, claro. Este viaje, viaje esencial, recorre caminos bordeados por muros de «pedra seca», muros en los que han arraigado centenarios algarrobos de hueco tronco y rugosa corteza. Los caminos se abren paso entre viñedos. No es difícil imaginarse que por aquí transitaron los carros que llevaron la pasa al mar y al bullicioso puerto de Dénia. Los caminos tienen señales de rodada. ¿De un carro? No. Es la marca del tubular de la bicicleta de montaña. Este viaje esencial se hace hoy dando pedales. Descubre el paisaje auténtico de la Marina Alta, el del secano y los «sobrios y humildes» riuraus, el paisaje que alentó un comercio, el de la pasa, «que cambió el mundo».

«La Ruta dels Riuraus. Un viaje en bicicleta por el paisaje de la pasa» es una magnífica guía creada por el escritor y geógrafo José Manuel Almerich Iborra. El autor explica que ha dado «coherencia» a un periplo que es «territorio e identidad cultural». Afirma que adentrarse en bicicleta en el mundo rural de la Marina Alta depara «una experiencia sorprendente y muy enriquecedora y un aprendizaje fascinante».

A la presentación, asistieron el alcalde de Pedreguer, Sergi Ferrús, concejales de Gata y Teulada y representantes de Riuraus Vius

A la presentación, asistieron el alcalde de Pedreguer, Sergi Ferrús, concejales de Gata y Teulada y representantes de Riuraus Vius / A. P. F.

La ruta cicloturista consta de 86 kilómetros. Almerich la ha dividido en cinco etapas. Aquí no hay que hacer alardes ni apresurarse. El sosiego es clave para entender por qué cambiaba el mundo mientras los riuraus abrían sus ojos (los arcos) de par en par al paisaje esencial, al secano místico de las viñas de moscatel. El mundo se engolosinaba con la pasa de la Marina Alta.

José Manuel Almerich, junto al presidente de la Ruta dels Riuraus y concejal de Turismo de Gata de Gorgos, Toni Signes, y el gerente de la Ruta dels Riuraus, Luis Silvestre, presenta esta guía en el riurau de la familia Cirera de Gata de Gorgos. Elegir esta construcción, perfectamente conservada por sus dueños, es todo un acierto. Los arcos rebajados, la piedra, la era, los pozos, un impresionante y centenario algarrobo, el cerezo que está ante la casa... son el vivo ejemplo de que la arquitectura rural está hecha «a la medida del hombre». Todo es sencillo. Esencial.

«¿Cómo es posible?». El geógrafo revela que siempre se hace esta pregunta cuando le llama Luis Silvestre y le dice que han descubierto un nuevo riurau. «Yo soy de la Horta Sud y allí no aparecen así, de un día para otro, alquerías, barracas o aljibes. Sin embargo, sí hay riuraus que estaban cubiertos de maleza o tapiados y que no se conocían». Almerich atribuye al abandono y la poca estima que todavía se tiene por estas construcciones de la Marina Alta (las asociaciones Riuraus Vius y Ruta dels Riuraus están corrigiendo esta percepción) a que los riuraus representan «lo viejo» y no han alcanzado el rango reverencial de «lo antiguo». Lamenta que unas construcciones únicas en el mundo y enraizadas en un territorio muy definido carezcan de protección patrimonial.

Conservación del territorio y turismo masificado

El autor advierte de la encrucijada que vive la Marina Alta, que hace equilibrios sobre el alambre de la conservación del territorio y el turismo masificado que ha degradado el paisaje litoral. Defiende el turismo sostenible del sosiego y la bicicleta. «La bici es el medio ideal para adentrarse en este mundo rural y mediterráneo».

El prólogo de la guía lo ha escrito Jovi Lozano-Seser. Lo titula «Paisaje en movimiento». Dar pedales es un gozo. Leer esta obra tan bien escritas y sabia incita a descubrir la historia esencial de la pasa y los riuraus.

Y una curiosidad. Los riuraus son infinitos (en variantes arquitectónicas) y también tienen un acento diferente en cada pueblo. En Gata, se llaman "risaus". Y como el paisaje también se saborea, en la presentación de esta guía, Santi Signes, del Celler de la Marina, habló de su vino "Marmun" (y lo dio a probar), un moscatel de equilibrados matices de uvas de dos áreas viticolas, el litoral y la montaña.