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Nuevo escenario

Artistas y comisiones de Especial negocian reducir el volumen de las fallas

Ambas partes intentan llegar a un acuerdo ante la bancarrota de los talleres y sería un primer paso para aplicar en el futuro al resto de secciones

Artistas y comisiones de Especial negocian reducir el volumen de las fallas

La Sección Especial está tratando de dar el primer paso de cara a solucionar el gran problema que tiene la fiesta fallera en estos momentos: garantizar la viabilidad de unos talleres que se encuentran prácticamente en bancarrota. Y así, ayer se celebraron dos reuniones: una entre los propios dirigentes y otra con los artistas (Algarra, Musoles, Llácer, Carsí, Aparici...), tendentes a conseguir una fórmula que garantice que los niveles de calidad de las fallas de la máxima categoría pero, a la vez, que los artistas puedan obtener una rentabilidad decente a su trabajo.

La solución pasa por que la relación entre el dinero recibido y el volumen de trabajo esté compensado y, obviamente no hay más solución que llegar a un acuerdo general. Que pasaría por una reducción de los volúmenes mediante el establecimiento de bases que, como si de un contrato se tratara, obligara a todas las comisiones.

El caso es que el presidente de la Federación de Especial, Rafa Mengo, aseguraba tener claro que «la Especial da el primer paso, pero esto es un problema que, a la larga, van a tener que mirar todas las fallas y todos los artistas». La fiesta, en este sentido, vive su particular "cambio climático" y las que destinan más cantidad de dinero pretender «atajar un problema que está ahí. Son muchos los talleres que han cerrado en los últimos años. Son datos evidentes que están ahí. Sin artistas no hay fallas y sin fallas no hay fiesta, esa por la que tanto trabajamos. Es un problema muy importante que nos afecta a todos. Es un problema general porque estamos empezando a correr el riesgo de que la fiesta desaparezca. Hablas con los artistas y la sensación que encuentras es la del desánimo. Tenemos que tratar de encontrar soluciones».

Acuerdo de todos

También apuntaba a la necesidad del consenso «porque si acabamos por adoptar alguna medida, tiene que ser de todos» y también reclamaba el compromiso de terceros: «las instituciones, que deben ayudar también a la profesión y los propios artistas también deben saber organizarse. Es una responsabilidad de todos porque podemos encontrarnos en cualquier momento sin profesionales».

¿Qué se soluciona reduciendo el tamaño? Se tiene claro que no es la panacea, pero sí que ayudaría a que los costes se trasladaran al taller. Es decir, que no se perdieran, por mor de los tamaños, en otros sectores como el del transporte, las grúas o el material. Nadie duda que seguiría habiendo un exceso, un «hacer más de lo que se debe» pero se cree que, de esta forma, ese trabajo se quedaría en el oficio.

Inviabilidad paulatina

La problemática de los artistas falleros es consecuencia de un proceso acumulativo de inviabilidad. La llegada de los nuevos materiales en la realización de las fallas ha acabado por suponer un círculo vicioso en el que tanto contratantes como contratados tienen su porción de responsabilidad. Los primeros, por la elevada exigencia que ponen a los artistas (a la hora de "poner volumen"). Y los artistas, por su incapacidad de autorregularse. Todo ello ha derivado en que la relación entre el dinero destinado a falla y lo plantado en las calles suponga una ruina para los profesionales. Ni siquiera la opción de destinar más dinero por parte de las comisiones a la falla se considera la solución, puesto que dentro de esa particular huida hacia adelante se piensa que ese dinero suplementario no se invierte en bienestar del profesional, sino en poner más y más altura, más y más figuras, más y más ninots.

Encontrar una solución general no es fácil, puesto que incluye la necesidad de conseguir un consenso general y que ninguna de las partes "rompa la olla".

Poca oferta, pocos cambios

Y es que, dentro del habitual repaso por la situación de los talleres, ni siquiera plantar en la máxima categoría es sinónimo de prosperidad, aunque los contratos sean, en términos cuantitativos, lo más importantes (el año pasado se movieron entre los 230.000 euros de Convento Jerusalén y los 95.0000 de Duque de Calabria). Tan sólo la obtención de trabajos suplementarios fuera de las fallas puede aliviar la situación (cuando no significan que el artista se ve mejor valorado y abandona la construcción de fallas). En las secciones inferiores, una situación que se ha detectado este año es no sólo el cierre de talleres, que varios ha habido, sino que artistas que plantaban muchas fallas han reducido su producción, aplicando el axioma de que más trabajo y más presupuesto no significa obtener más beneficio.

En el caso de la máxima categoría, no es baladí el hecho de que, en los dos últimos años, la Sección Especial apenas ha contratado artistas nuevos y cada comisión está manteniéndose fiel al que ya tiene. Tanto es así, que el único cambio en 2019 fue el debut de David Sánchez, quien entró en lugar de Paco Giner y que en 2020 será la presencia de Mario Gual en Na Jordana en lugar de Antonio Pérez.

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