El Consell ofrece de nuevo València para acoger al segundo barco de migrantes

«Lo que vale para el 'Aquarius', vale para quien lo necesite». La vicepresidenta del Consell, Mónica Oltra, lo tiene claro: València debe convertirse de nuevo en puerto franco para acoger al nuevo «Aquarius» en que se ha convertido el «Lifeline»,una embarcación de rescate operada por la ONG alemana del mismo nombre y con 230 migrantes a bordo a la que Italia, una vez más, ha cerrado las puertas y que está por falta de víveres.

El «Lifeline» está a la deriva en aguas internacionales, entre Malta y la isla italiana de Lampedusa, desde el pasado jueves con los 230 migrantes a bordo rescatados frente a la costa de Libia y sin permiso para atracar en ningún puerto del Mediterráneo.

Italia, como pasó con el «Aquarius», no ha querido abrirles las puertas al tratarse de un rescate operado por una ONG y no por los guardacostas y ya el pasado viernes el viceprimer ministro italiano, Matteo Salvini, le pasaba la pelota a Malta para hacerse cargo del buque, que lleva cuatro veces más personas de su capacidad real, lo que aumenta el riesgo de hundimiento.

A preguntas de este diario, la vicepresidenta del Consell se mostró partidaria de repetir el operativo sin precedentes desplegado el pasado 17 de junio en el puerto valenciano para auxiliar y dar cobijo a los 629 rescatados por Médicos sin Fronteras a bordo del barco «Aquarius» de la ONGfrancesa SOS Mediterranée tras el cerrojazo de Italia y de Malta.

La decisión, en manos de UE

Pero la decisión no está solo en manos del Consell. Así lo recordó ayer el alcalde de València, Joan Ribó. Preguntado por la posibilidad de ofrecer la ciudad para acoger al «Lifeline», el alcalde recordó que es Europa quien debe «reaccionar» ante la situación de este segundo buque a la deriva frente a las costas de Malta.

«Hemos de ver cómo reaccionan y después lo estudiaremos», aseguró Ribó, que ya mostró su compromiso con los migrantes irregulares al asegurar que la ciudad estaba «abierta» para ser puerto seguro para este tipo de embarcaciones.

La sensación de que la pelota sobre el futuro del «Lifeline» no está siquiera en el Palacio de la Moncloa se confirmó ayer con las declaraciones de la ministra de Defensa, Margarita Robles, que habló de dar una respuesta «europea» ante la dificultad que tendría el buque de llegar a costas españolas, por un problema de infraestructura.

«La respuesta que habrá que dar será una respuesta en el ámbito de las políticas de la Unión», aseguró la ministra que puso distancia con la decisión tomada en su día para acoger al «Aquarius».

«Era absolutamente imprescindible por una razón humanitaria» y porque el paso al frente de España suponía un aldabonazo en las conciencias europeas: España quería que la UE fuera consciente de un problema y ahora, «ya lo es», según Robles, posición que también compartió ayer Ribó: «Uno de los objetivos del 'Aquarius' era provocar, lo dijo el ministro de Asuntos Exteriores, un pequeño terremoto en la conciencia de las autoridades europeas».

«España siempre ha sido un país que ha tenido posiciones humanitarias y este Gobierno quiere reforzarlas, pero sabiendo que los problemas de inmigración son siempre problemas que no se suscriben a un país único. La UE tiene que hacer frente a este problema», añadió la ministra Robles.

Y mientras se dirime su futuro, la ONG Lifeline ya apeló la semana pasada a España para que intercediera nada más rescatar a los inmigrantes. Fue el fundador de la organización, Axel Steier, quien envió un correo electrónico con una solicitud de ayuda al Ejecutivo de Sánchez recordando que visto que no tenían todavía asignado ningún puerto de seguridad, era posible que su situación se volviera «similar a la del 'Aquariu's».

«El Gobierno español es el único con el que podemos contar en este momento», firmaba Steier, que proponía desembarcar en Malta y llegar a España en avión.