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Aprobado en felicidad

Entre ciento cincuenta y cinco países, España ocupa el puesto treinta y cuatro en la lista de la felicidad, (6,403 puntos sobre 10). El estudio analiza niveles de corrupción, recursos, sistema sanitario y educación. Noticia vergonzosa para el que fuera imperio de Felipe II donde nunca se ponía el sol; y más doloroso todavía, el saber que mejor posicionadas se encuentran naciones como México, Argentina, Chile, Uruguay, Guatemala y Costa Rica; tales datos, difundidos por los medios de comunicación, plasman la cruda realidad de un arraigado estancamiento merced a décadas de gestiones fijadas en intereses de partido, antes que en la innovación y beneficio general. "Buscan las sillas, no buscan más que las sillas". Para mitigar la vergüenza por tan baja calificación, cabe enumerar a otros peor situados, Rumania, Grecia, Portugal y países bálticos; siendo el farolillo de cola la República Centroafricana. Tras este Informe Mundial de la Felicidad, el cubo de agua fría, tal vez, temple ínfulas en los y las factótum políticos, empeñados en dar espectáculo mediante vocingleras misivas, fanfarrona terapia para crecerse ante adversidades eludiendo la disculpa por errores constatados. "No somos uno más, somos uno de los grandes" apuntó Rajoy con respecto al posicionamiento español en Europa. Con un seis peladito, en cualquier calificación estudiantil, tutores y familiares conciertan una charla de motivación con los y las adolescentes poco aplicados, a fin de esclarecer problemas de fondo a la par que incentivar. Dar la medida a nivel mundial en poder adquisitivo, apoyo social, confianza, percepción de corrupción, libertad y baja desigualdad es la gran tarea de quienes rigen destinos. Huelga el "postureo" en investigaciones foráneas. La diferencia social es uno de los aspectos analizados y esta tiene un punto de incidencia definitorio, en algo tan básico como la vivienda, elemento sine qua non, en cualquier plan socializador, dador de felicidad.

Felicidad es oler a azahar caminado por las calles. Felicidad es tener hogar, paz, salud y educación. Felicidad es no sufrir inclemencias sociales y ambientales. Felicidad es aprender. Como dijo el filósofo alemán nacionalizado suizo, Nietzsche, gran aficionado a la música y aspirante a párroco: "Se recompensa mal a un maestro si se permanece siempre discípulo". Progresar es imprescindible; en América, al igual que en el Viejo Mundo, grupos y posteriormente tribus crearon centros de civilización; sus sociedades levantaban chozas cubiertas de esteras de juncos o jacales, "tepee", de cortezas, uniendo familias en su afán colonizador de zonas salvajes, como la región de los grandes lagos de Canadá. La tribu sioux osage, aprendió a construir paredes y techos cubiertos de pieles y, desde Siberia hasta Alaska, bajando hasta el Oeste, fueron levantados asentamientos. La felicidad aúna y otorga credibilidad a quien la auspicia; cualquier dirigente próspero, lo es en función de la felicidad que otorga a sus súbditos. "William McIntosh, principal jefe de los creeks. Fue ejecutado por su gente el uno de mayo de mil ochocientos veinticinco, por haber cedido algunos terrenos de los creeks a los Estados Unidos sin el consentimiento del pueblo", ("Indios americanos", Oliver la Farge). Bernardette Devlin confesaba tras su posicionamiento a nivel institucional: "Al principio, eres una persona normal que lucha por los derechos del pueblo; de pronto te conviertes en diputado, ingresas en el orden establecido, formulas juicios inteligentes en la Cámara y en el bar de visitantes. Los representantes, una vez dentro de la estructura, dejan de representar. Algo anda mal en una estructura que representa a tan pocos".

Cuchipandas de magnates se abonan mediante la infelicidad de otros y otras. Proyectos travestidos yacen sepultados en las bandejas de puntuales despachos en espera de materialización; de "tsunami urbanístico" se tildan las construcciones proyectadas para el Parque Central de Valencia. "Inmensos rascacielos colonizarán el cielo y el sol del centro de la ciudad". Acciones apalabradas desde hace muchos años, van camino de plasmarse arrasando cuanto se interponga, devastando valores de felicidad como los árboles; "las especies invasoras se retiran y las que no lo son se conservan o se trasplantan. Lo que no concretaron las fuentes consultadas, es el destino concreto de este arbolado de la calle Bailén, que los vecinos reclaman que siga in situ" (Levante E.M.V. 26/09/2016).

Desmanes contra el bienestar natural engrosan la lista de puntos negativos en la evaluación internacional. Como dice Woody Allen: "Que feliz sería yo si fuera feliz". Sentenciar árboles incita la reacción boomerang en el ciclo vital; "grandes ciudades han vuelto sus espaldas a la naturaleza. La insuficiencia de zonas verdes, los escasos parques y jardines no satisfacen plenamente las necesidades del hombre ciudadano, que desea un contacto más próximo y directo con la vegetación". Como dice el actual presidente del gobierno español: "Si se puede se hace, y si no se puede ¿qué le vamos a hacer?" Un grupo de urbanistas y sociólogos se han dedicado en diversos países a estudiar todo lo relacionado con el hábitat, consideran que toda vivienda debe suponer algo más allá de las cuatro paredes. Un escape hacia los fenómenos de la naturaleza", según recogen R. Marquina y S. Pey en su libro.

"Casas con bicho", con apremio de desahucio. Casas vendidas con inquilinos. ¿Dónde la felicidad? "El Partido laborista de Derry, averiguó quienes estaban comprando casas nuevas, se dirigió a estos y les preguntó cuándo se mudaban, para poder ocupar sus casas viejas. A menudo, el viejo hogar quedaría abandonado durante años, en espera de que algún proyecto urbanístico lo incluyera en su zona y, mientras tanto, la autoridades locales lo mantendrían deliberadamente desocupado." ("El precio de mi alma", B. Devlin). "Día 14/ 09:30 me persono en una agencia inmobiliaria. Para causar una impresión favorable he adoptado la apariencia del duque y la duquesa de Kent. Soy conducido a una sala donde guardan turno varias personas./10.00 Entra en la sala una señorita y nos hace formar en tres grupos: a) el de los que quieren comprar un piso para habitarlo, b) el de los que quieren comprar un piso para blanquear dinero y c) el de los que quieren comprar un piso en la Villa Olímpica". ("Sin noticias de Gurb", Eduardo Mendoza).

Con tan ajustada calificación de felicidad cabe recapacitar si quienes rigen las áreas tasadas vienen desarrollando su trabajo con eficiencia. En palabras de Henry Ford: "El objeto de la vida es el trabajo, la experiencia, la felicidad. No hay felicidad a menos que, nos demos cuenta de que hemos logrado algo"

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