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Entrevista |

Xisco Nadal: "Renuncié a mucho dinero pero gané felicidad a cambio"

El delantero mallorquín debutó y marcó cuando solo tenía 16 años con el Villarreal en Primera División, pero a los 25 años dejó la máxima categoría para jugar con sus amigos

Xisco Nadal: "Renuncié a mucho dinero pero gané felicidad a cambio"

«Enfant terrible» de la cantera del Villarreal, Xisco Nadal solo hay uno. Hijo de futbolista amarillo, militó en el primer benjamín que tuvo el Villarreal, pasó de la grada al campo para debutar y marcar en Primera con 16 años, y se curtió después a base de cesiones para asentarse en el Levante. Con 25 años, sin embargo, dio un volantazo a su carrera. Dejó el fútbol profesional para volver a jugar en Regional con sus amigos. Ahí sigue, ahora en el Roda en Tercera, mientras ejerce de ayudante del entrenador del filial del Villarreal. Es un hincha y no disimula su «suerte»: «trabajo en el club de mi vida».

Su padre fue futbolista.

Sí, mi familia es de Mallorca y justo cuando nací mi padre fichó por el Villarreal. Yo iba siempre a verlo, recuerdo salir a calentar con él y esas cosas. El club entonces no tenía nada que ver con el de ahora. Mi padre llegó en Tercera y subió hasta Segunda. Empecé a jugar en el primer benjamín que hubo. Entrenábamos en cemento, en el propio Madrigal, al lado del bar junto a unos vestuarios amarillos.

Aquel Villarreal se le quedaba pequeño.

Jugaba al fútbol porque me gustaba y sin pensarlo mucho se me daba bien. Solía ir dos años adelantado. En aquel Villarreal no ganábamos ligas ni nada. Pasé por el Castellón y el cambio fuerte fue en infantiles, que me fui al Espanyol. Allí no estuve en una situación buena. Había una familia encargada de cuidarnos pero éramos demasiados y no había ningún control. Todo lo que se dice que no hay que hacer a esas edades, lo hice. Dejé los estudios, no me vigilaban. Lo mejor que me pudo pasar fue volver.

Y ocurrió un poco de casualidad.

Sí, había llegado Fernando Roig al club y fue a un programa de la televisión local. Coincidió que estábamos de invitados Héctor Font, que estaba en el Valencia, y yo, del Espanyol. Roig dijo que eso no podía ser, que no iba a tolerar que los chavales del pueblo jugaran en otras canteras, y nos ficharon. Para mí fue una suerte porque fuera de casa me hubiese perdido. Aquí de entrada se preocuparon más de lo humano que de lo futbolístico.

¿Cómo es debutar en Primera con 16 años?

No sé, yo era muy pasota siempre, para bien y para mal. Seguí haciendo lo mismo, salía por el pueblo, bajaba a la plaza, iba al toro en fiestas. También fui al Mundial sub17, y a la Eurocopa, jugando todo y marcando, pero no le daba valor a nada. Ahora lo hablo con Marc (Vidal, portero recientemente internacional) y se lo digo: entonces no te das cuenta pero con el tiempo dices, qué guapo. Son experiencias, como ser el goleador más joven de la historia de la Liga (le quitó el récord Muniain), que pocos pueden vivirlas, pero no era consciente de nada. Ahora ves el valor que tenía, lo difícil que era, pero no tengo nada. Las camisetas las regalaba...

Les sube Benito Floro.

Floro nos dio la vida. Era el entrenador ideal para lo que quería el presidente, que era subir a los de casa por delante de los veteranos. Subimos Héctor y yo los primeros y era un auténtico sueño. Solo con viajar y ver los estadios me valía. Después para tener continuidad empezaron las cesiones. Me fui a Soria en enero y, aunque subimos a Primera, fue un baño de realidad. Recuerdo en la previa de un partido, que tras el entrenamiento nos dieron una pala a cada uno para que limpiáramos el campo de nieve. En el Villarreal vivía en una burbuja. Estuve cedido luego en el Hércules... A Pellegrini le costaba más tirar de la cantera, y además es que vinieron cracks mundiales al equipo. Quería jugar y me fui al Granada 74 con un buen contrato pero me pegué una hostia buena. No pagaban, eran todo jaleos... del play-off de ascenso pasamos al descenso.

Y le rescata el Levante.

Aún tuve suerte que fui al Levante, porque ya tuve un primer amago de querer dejarlo. Pero estaba Luis García de entrenador, que me había tenido en el filial del Villarreal, y fui por él, y porque puedo seguir viviendo en Vila-real. El Levante es un club muy familiar pero con más masa social alrededor de lo que parece. Lo sentí como mío, estuve muy a gusto. El Levante primero estaba intervenido judicialmente y había muy poco dinero, pero todos los años se exprimía muy bien lo que había. Viví tres temporadas increíbles. Primero nos salvamos en Segunda siendo una banda, luego subimos a Primera siendo una banda y poco más (risas). Luis nos hacía creer en la forma de jugar e íbamos todos a una.

Deja la élite con 25 años y tras jugar en la última temporada 25 partidos en Primera.

No renové y la verdad es que estaba saturado del fútbol. Primero pensé en moverme solo por dinero. Tuve ofertas de Rusia y de Grecia. Llegué a firmar incluso para irme a Grecia pero llegó el momento y me puse a llorar. No quería ir. Es un momento en el que no disfruto del fútbol, no tenía más ambición. Simplemente no quería seguir. Me llamó el Tenerife y fui claro: 'puedo ir pero os estaría estafando'. Se juntó que para mí es fundamental estar en casa, y prioricé eso al dinero. Perdí mucho, pero gané en felicidad, porque la felicidad la tenía en casa.

Termina en el fútbol regional: Alqueries, Vinaròs, Segorbe, Roda...

Es que a mí el fútbol me encanta, jugaría toda mi vida, pero el profesional no. Ves intereses extradeportivos que se imponen a los deportivos, tiene su parte fea. No en la élite como el Villarreal, pero hay un escalón inferior ahí que mueve mucho dinero y todo el mundo quiere su parte. El futbolista cobra, pero al final es el que menos. Cuando lo dejé se dijeron muchas cosas, leyendas, que si había dado positivo, o las drogas, pero no. Podía haber pasado tres años malos y llenar la cartera pero no soy así. Yo ahora disfruto jugando. Me insultan y me llaman gordo, y fracasado, pero disfruto, porque me gusta, y me da igual. Juego de todo, liga de empresas, veteranos o Tercera.

Está empezando también como técnico.

Tengo esa suerte, porque si no es fútbol no sé hacer nada y gracias al Villarreal me puedo dedicar a ello. Como primer espada todavía no me veo, pero estar en el B ayudando es la hostia. Estoy viviendo lo que viví como futbolista pero desde el otro lado, y la vez aprendiendo y divirtiéndome.

Trabajó con Javi Calleja en el Villarreal B.

Calleja es el mejor que he visto, y se lo decía: 'ojalá hubiese tenido un entrenador como tú'. Le he visto cosas en el banquillo que tiene un don. Aparte de que trabaja mucho, tiene la capacidad de ponerse en el lugar del jugador. Toma buenas decisiones, y las sabe ejecutar y transmitirlas.

Después de todo lo que ha vivido, ¿volvería a empezar?

Sí, lo que he vivido no lo quitaría, aunque la vida de futbolista no es una vida que a mí me guste. No lo parece pero en el fondo estás siempre solo, sobre todo si estás fuera de casa. Cometí errores pero siempre pensando que era lo mejor en cada momento. Y habría una cosa buena: ya no me llevaría una desilusión con el fútbol porque ya sabría cómo es.

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